IV.- EPÍLOGO
Concluimos este escrito que hemos hecho como elogio y pequeño homenaje al Concilio Vaticano II en el ya próximo cumplimiento de los cincuenta años de su convocatoria por el papa Juan. Con ello queremos llevar al ánimo de todos los que lo lean, no sólo el aprecio por lo que significó y por el inmenso caudal de gracia que supuso entonces para toda la Iglesia, sino porque aquella torrentera de gracia que entonces supuso, tiene que seguir produciéndose, ya que la convocatoria y celebración no fue más que el comienzo del bien inmenso de la renovación para toda la Iglesia y la humanidad.
Si todos, pastores y fieles, seguimos fielmente esta senda de renovación, desarrollando todo su caudal, pronto se hará realidad la soñada y anhelada primavera de la Iglesia que contemplaba el papa Juan y que trató de provocar e iniciar con el Concilio: “Así pues, el próximo Sínodo ecuménico se reúne felizmente en un momento en que la Iglesia anhela fortalecer su fe y mirarse una vez más en el espectáculo maravilloso de su unidad; siente también con creciente urgencia el deber de dar mayor eficacia a su sana vitalidad y promover la santificación de sus miembros, así como el de aumentar la difusión de la verdad revelada y la consolidación de sus instituciones. Será ésta una demostración de la Iglesia, siempre viva y siempre joven, que percibe el ritmo del tiempo, que en cada siglo se adorna de nuevo esplendor, irradia nuevas luces, logra nuevas conquistas, aún permaneciendo siempre idéntica a sí misma, fiel a la imagen divina que le imprimiera en su rostro el divino Esposo, que la ama y la protege, Cristo Jesús” (Constitución Apostólica Humanae Salutis, nº 6).
Todo ello, demanda la respuesta personal de todos y que los padres conciliares captaron desde el principio: “En esta asamblea, bajo la dirección del Espíritu Santo, queremos buscar la manera de renovarnos a nosotros mismos, para manifestarnos cada vez más conformes al Evangelio de Cristo. Nos esforzaremos en manifestar a los hombres de estos tiempos la verdad pura y sincera de Dios, de tal forma que todos la entiendan con claridad y la sigan con agrado” (Mensaje de los padres conciliares a todos los hombres. 20/10/1962).
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SIGLAS UTILIZADAS
- LG. Lumen Gentium.
- SC. Sacrosanctum Concilium.
- GS. Gaudium et Spes.
- PO. Presbiterorum Ordinem.
- AA. Apostolicam Actuositatem.
- OT. Optatam Totius.
- Ch.D. Chiristus Dominus.
- HS. Humanae salutis.
- MQ. Ministeria Quaedam.
- RP. Raeconciliatio et Paenitentia.
- PDV. Pastores Davo Vobis.
- CDC. Codigo de Derecho Canónico.
- EN. Evangelii Nuntiandi.
- OM. Ordo Misae.
- Dz. Denzinger.
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BREVE BIBLIOGRAFÍA
- La Iglesia de Cristo y el hombre moderno según el Vaticano II. E. Schillebeeks. Fax.
- Las conquistas del Vaticano II. E Schillebeeks. Dossier 6 sobre la Iglesia. CENIEC.
- Vaticano II. Balance y perspectivas. R. Latourelle. Sígueme.
- La Iglesia y su Misterio en el Concilio Vaticano II. G. Philips. Herder.
- La Iglesia del Vaticano II. Barauna. Flors Editor.
- Vaticano II. Constituciones. Decretos. Declaraciones. BAC.
- Diccionario del Vaticano II. M. A. Molina. BAC.
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