lunes, 2 de abril de 2012

VI.- Llevado ante sus verdugos (Mt.26, 47)



El paso nos lo presenta sólo. Externamente no fue así, pues los agentes de la opresión lo acompañaban armados. Eran "un tropel de gente con machetes y palos, mandados por los sumos sacerdotes y los senadores del pueblo"(Mt.26, 47). Pero Jesús se siente sólo interiormente, "todos lo abandonaron y huyeron" (Mc.14, 50). Había experimentado esa soledad en su oración en el huerto cuando "empezó a sentir horror y angustia" y buscó la compañía de los suyos, pero estos estaban dormidos ¿así que durmiendo y descansando? ¡Basta ya, ha llegado la hora! "(Mc. 14, 41). No busca eludir la entrega pero si busca librar a los discípulos de sus perseguidores "pues si me buscáis a mi, dejad que se marchen estos"(Jn.18 ,8). En toda la pasión no pierde ni su dignidad ni su deseo de hacer bien incluso a su opresores.

Sólo y vestido de blanco, así lo ha concebido el imaginero. Es un blanco refulgente que brilla en esta noche de injusticias y traiciones. El blanco es símbolo de la esfera divina, de donde Él es y donde Él se mueve. Es "lo de arriba". La noche con su oscuridad y sus traiciones es el ámbito de lo "de abajo". A quién pertenece y donde se mueve este régimen que quiere liquidarlo. Es, también, el símbolo de la limpieza que Él colocó entre las bienaventuranzas. Ya el salmo 24,4 la ponía como equivalente "al de manos inocentes". Una disposición permanente que muestra transparencia frente a ocultamiento o doblez y una sinceridad en la conducta que engendra confianza frente a la sospecha o la mentira. Él es el limpio de corazón genuino que, desde su propia experiencia creadora de una relación donde impera la justicia, va a enfrentarse en su soledad, con su vestidura blanca, a los dirigentes de este régimen "de abajo" que ellos han creado para dominar y enriquecerse, llenando la sociedad de opresión e injusticia, como van demostrar con Jesús. Lo llevarán ante Anás, Caifás, Herodes y Pilato, los poderosos de este régimen pero no encontrarán en Él un motivo para condenarlo (Mt.26, 59‑60) y el mismo Pilato lo dirá claramente:"Yo no encuentro ningún cargo contra Él (Jn. 19,4). La vestidura blanca luce en la noche oscura.



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