lunes, 2 de abril de 2012

VIII.- Mirad al Hombre (Jn. 19 ,5)




Después de mandarlo azotar, "los soldados trenzaron una corona de espino y se la pusieron en la cabeza, lo vistieron con un manto color púrpura y, acercándose a él, le decían: Salud, rey de los judíos. Y le daban bofetadas"(Jn. 19,1-3). Es toda una burla. Pero ¿de quién? Los soldados se burlan de Jesús y de lo que ha dicho que Él es rey. Lo conciben dentro de sus categorías y lo ridiculizan. Pero es Jesús quién, sobrellevando la burla, se está burlando y ridiculizando los imperios de este mundo. El es rey pero no como los de aquí, "de abajo", con coronas, cetros, mantos color púrpura. El, consintiendo la burla, se está riendo de sus poderes.

Así vestido Pilato lo muestra a la multitud diciendo: "mirad al Hombre". Jesús utilizó muchas veces la expresión "el Hombre" o "el hijo del Hombre" refiriéndose a Él. Ahora, vestido con los atributos de la burla, es presentado a todos como el Hombre. ¿Por qué? Nos está mostrando qué es ser hombre y qué significa serlo. Este Hombre es el Rey, el destinado por el Padre a ser el Mesías de la humanidad. Despojado por los soldados -los poderes de este mundo- burlescamente de la falsa concepción del mundo de la realeza, muestra ante todos, la verdadera realeza que está en ser el Hombre, el que Dios ha querido, el que corona su proyecto creador, libre para amar en plenitud hasta dar la vida. Es el Rey, se lo ha dicho a Pilato, pero ni este ni los dirigentes judíos lo entienden porque pertenecen a este régimen "de abajo" y usan sus categorías. Es el Rey porque es la plenitud de lo humano que está en la realización del proyecto de Dios llevando a término la creación del verdadero hombre.

Solemos usar la expresión latina "Ecce Homo". Como un resumen de traiciones, burlas, injusticias e infamias que contra Él se cometieron. Pero la gran verdad que manifiesta es la invitación a quienes lo contemplan así a realizar lo que la imagen representa el camino para ser de verdad hombres. Cargando con los demás hasta incluso dar la vida. Ahí está la plenitud de lo humano. Si no se realiza la creación no ha terminado en nosotros.



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