LECTIO DIVINA (18-03-2012)
Juan 3, 14-21
Y así como Moisés levantó la serpiente en el desierto, así también el Hijo del hombre ha de ser levantado, para que todo el que cree en él tenga vida eterna.
El amor de Dios al mundo
“Tanto amó Dios al mundo, que dio a su Hijo único, para que todo aquel que cree en él no muera, sino que tenga vida eterna. Porque Dios no envió a su Hijo al mundo para condenar al mundo, sino para salvarlo.
“El que cree en el Hijo de Dios no está condenado; pero el que no cree, ya ha sido condenado por no creer en el Hijo único de Dios. Los que no creen ya han sido condenados, pues, como hacían cosas malas, cuando la luz vino al mundo prefirieron la oscuridad a la luz. Todos los que hacen lo malo odian la luz, y no se acercan a ella para que no se descubra lo que están haciendo. Pero los que viven conforme a la verdad, se acercan a la luz para que se vea que sus acciones están de acuerdo con la voluntad de Dios.”
Otras lecturas: 2 Crónicas 36.14-16, 19-23; Salmo 137.1-6; Efesios 2.4-10
LECTIO
El pasaje de hoy se sitúa en el contexto de un encuentro entre Jesús y Nicodemo, un destacado dirigente religioso.
Juan tiene un estilo distinto del de Marcos y con frecuencia ofrece más detalles. Juan nos cuenta algunos encuentros mantenidos por Jesús con diversos individuos. A través de estos diálogos captamos ciertos aspectos de la personalidad y de la misión de Jesús.
En esta ocasión Jesús traza un paralelo entre la razón por la que ha venido a la Tierra y un acontecimiento de tiempos de Moisés. Como experto en la Sagrada Escritura, Nicodemo tuvo que entender la historia. Puedes leer todo el relato en Números 21.4-9. Los israelitas pecaron contra Dios y éste les envió serpientes venenosas. Se arrepintieron y clamaron pidiendo ayuda. Dios dijo a Moisés que colocara una serpiente de bronce en un estandarte. Cuando miraban a la serpiente, quedaban curados.
Del mismo modo, Jesús fue levantado y puesto en un estandarte, la cruz. Para los israelitas que habían sido mordidos, puede que la visión de la serpiente les resultara aterradora. Pero, sin lugar a dudas, para los judíos, la visión de un crucificado tenía que ser estremecedora.
Ahora bien, Jesús en la cruz es un signo de salvación: quien cree en él puede ser salvado de sus pecados y obtener el perdón. Muriendo en la cruz, Jesús se ofreció al Padre como quien carga con el pecado. El Padre y él quieren que todos reciban el perdón de sus pecados y obtengan la gracia y el gozo de la vida que mana de Dios, Trinidad Santa. Cristo logró para nosotros esta victoria muriendo en la cruz y resucitando. Dios envió a su hijo Jesús porque nos ama.
MEDITATIO
■ Te sugerimos que leas nuestro pasaje dentro del contexto más amplio de Juan 3. ¿Existe algún vínculo entre el diálogo de Jesús y Nicodemo sobre la necesidad de volver a nacer y el amor que Dios tiene a la humanidad? ¿Te sientes como Nicodemo y necesitas más explicaciones? ¿O ya has recibido la nueva vida espiritual en Jesús?
ORATIO
Juan 3.16 es uno de los versículos más citados de la Biblia. Relee este versículo varias veces. Pídele a Dios que te haga comprender con mayor profundidad lo que significa esta promesa para ti y para tus conocidos. Presta atención, quizás Dios quiere hablar contigo de manera especial.
CONTEMPLATIO
¿Qué nuevos aspectos añaden las dos lecturas de hoy (2 Crónicas 36.14-16, 19-23; y Efesios 2.4-10) a la lectura del Evangelio cuando se las aplicamos a Jesús? En Crónicas vemos que entonces, al igual que ahora, algunas personas se burlan de los servidores de Dios y hacen caso omiso de sus palabras. El autor de Efesios deja bien claro que mientras que nuestra salvación se fundamenta solamente en la gracia de Dios –y no en nuestros esfuerzos o en nuestras obras– Dios nos ha creado para toda una vida de buenas obras.
Lectio Divina de la Sociedad Bíblica España
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