lunes, 2 de abril de 2012

X.- Camino del Calvario (Jn. 19, 16-17; Lc.23, 27)




Realmente el trayecto hasta el gólgota no era largo -aproximadamente unos quinientos metros- e iba acompañado por un pelotón de cuatro soldados. Lleva a cuestas el travesaño horizontal de la cruz y, al cuello, la tablilla con la causa de la condena para ejemplo de todos. Posiblemente estaba tan debilitado que los soldados obligaron a un natural de Cirene, "padre según Marcos, de Alejandro y de Rufo (15,21)" a que le ayudara.

Pero es también parte de la realidad que este camino Jesús lo venía andando desde el principio de su vida. Toda ella será un caminar permanente hacia la crucifixión, que será su exaltación y su gloria como la del Padre. Los poderes de este mundo, movidos por el enemigo "el padre de la mentira" (Jn. 8, 44-47), han sido una lucha sin tregua para su testimonio de la verdad que era para lo que había venido a este mundo. "Vino a los suyos y los suyos no lo recibieron" (Jn. 1, 11).  El proyecto divino, que ofrece al hombre la vida desde el principio lo ha manifestado la Palabra  “que en el mundo estaba, pero el mundo no la conoció" (Jn .1, 10).De un modo particular el pueblo que Él eligió para realizarlo. Los suyos.

El camino ha sido duro y aquí se materializa hacia el Gólgota. Pero la siembra está hecha y el testimonio ha sido dado. La semilla en parte ha caído en tierra buena y es tal su fuerza que hará saltar las losas de la resistencia y la incomprensión y abrirá los sepulcros con el empuje arrollador de la vida: "lo seguía gran gentío del pueblo y muchas mujeres que se golpeaban el pecho y gritaban lamentándose por Él" (Lc. 23, 27). Es el comienzo de lo que va a provocar la conclusión del camino. Jesús, que ha sentido la soledad y el abandono, siente también el gozo de haber realizado el querer del Padre, de haberlo dado a conocer y haber hecho bien la siembra. “Para mí es alimento cumplir el designio del que me envió y llevar a cabo su obra. Decís que falta cuatro meses para la siega ¿verdad?  Pues yo os digo esto: levantad la vista y contemplad los campos; ya están dorados para la siega" (Jn. 4, 34-35). Él es el camino, la verdad y la Vida (Jn. 14, 6) con el madero a cuesta.



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