lunes, 2 de abril de 2012

IX.- Jesús carga con la Cruz (Jn. 19, 16-17)





Pilato dio la sentencia, pero la responsabilidad plena de la crucifixión fue de los dirigentes judíos. "tomaron pues consigo a Jesús". Su odio fue de tal intensidad que cuesta trabajo creerlo. Han luchado los dos poderes, uno contra otro, pujando para no hacerse responsables de la injusticia. No se comprende ni este proceso ni esta sentencia. Pero si nos fijamos en lo que Jesús dice a Pilato, cuando este presume de tener poder para matarlo o soltarlo, podemos entender algo. ¿Qué le dice? "No estaría en tu mano hacer nada contra mi si Dios no te dejara. Por eso, el que me ha entregado a ti tiene un pecado mayor"(Jn. 19, 11).

Es una confesión clara sobre el respeto que Dios tiene por la libertad. Pilato puede elegir, como juez, entre vida o muerte, bien o mal. Si opta por lo primero tendrá el apoyo de Dios, si lo segundo -quitar la vida- no lo tendrá, pero Dios respetará su libertad “si Dios no te dejara". Pero ¿quién es “el que me ha entregado a ti”?. Desde luego ha sido el poder religioso-social establecido, el régimen este capitaneado por Judas. Este "tiene un pecado mayor". A ellos no les está permitido matar a nadie -no matarás- pero quieren que Pilato -el otro poder- mate. Su pecado es mayor porque violan el mandamiento, que es ley de Dios, se oponen a su enviado, hacen responsable a Dios mismo pues dicen que "según su ley debe morir" (Jn. 19,7), y privan al pueblo de la liberación que esperaban. Este pecado de los que lo entregan es mayor que el de Pilato.

Dada la sentencia, se hacen cargo de su ejecución y "Jesús, cargando Él mismo con la cruz" aparece, como en toda su pasión, como dueño de la situación. Ha llegado la Hora. La entrega, que ha sido toda su vida, ahora va a hacerse plena. Él para esto ha nacido "para dar testimonio de la verdad" (Jn. 18,37). La verdad del amor universal de Dios al mundo. Él es la verdad sobre Dios y ahora dará el testimonio supremo, entregándose a la muerte para manifestarla. El instrumento será esta cruz que carga Él mismo que, para todos los poderosos que lo deciden y la multitud de espectadores será un instrumento de tortura contra los malhechores pero, para Jesús, será la coronación de su testimonio y el trono de su gloria.

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