domingo, 22 de abril de 2012

Algunos rasgos de la esperanza cristiana

José Antonio Pagola
Jesucristo: Catequesis Cristológicas (E.4)
Vamos a señalar brevemente algunos rasgos de la esperanza cristiana
Realismo
Los creyentes han sido acusados con frecuencia de irrealismo La única postura válida y realista será enfrentarse a la realidad presente sin soñar con un futuro que todavía no existe y que no sabemos si existirá alguna vez.
Los cristianos creemos que la única manera realista de acercarnos a la vida es tomando en serio todas las posibilidades que se hallan encerradas en la historia de los hombres. El creyente se acerca a la realidad como algo inacabado, algo que está en camino de realizarse, algo que está en construcción. El que se aferra a la realidad tal como es, el que se instala y se establece en esta vida tal como actualmente es, no es realista pues excluye el futuro, niega el porvenir y, por lo tanto, niega las posibilidades que encierra la historia de los hombres. Solo desde la esperanza cristiana buscamos nosotros un significado pleno a la vida.
Inconformismo
El que de verdad cree, espera y ama el futuro último de Dios para los hombres no puede conformarse con el mundo actual tal como está. La esperanza no tranquiliza al creyente sino que le inquieta, ya que nos descubre la distancia enorme que todavía nos separa del futuro último de Dios que nos está reservado.
El cristiano, precisamente porque cree en un mundo nuevo, no puede tolerar la situación actual llena de odio, mentira, inquietud, injusticia, opresión, dolor y muerte. Su esperanza le obliga a cambiar, renovar, transformar, dejar atrás todo esto. La esperanza cristiana, bien entendida, desinstala e impulsa al creyente a adoptar una actitud de inconformismo, protesta, lucha,  transformación y renovación. El que no hace nada por cambiar la tierra es que no cree en el cielo, pues acepta el presente como algo definitivo (Ef 5, 8-11).
Compromiso
La esperanza cristiana debe impulsar al creyente a configurar la realidad actual a la luz del futuro que se nos promete en Cristo, para crear ya, en lo posible y lo mejor posible, lo que estamos llamados a vivir definitivamente.
Los creyentes deben luchar ahora contra toda injusticia, esclavitud, odio, deshumanización,  pecado que esté en contradicción con lo que esperamos para el hombre. La esperanza cristiana debe destruir en nosotros toda falsa resignación ante el mal instaurado en nuestra sociedad o en nuestras personas.
En comunidad
La esperanza cristiana no se puede vivir aisladamente sino en comunidad. Todos los creyentes formamos “un solo cuerpo y un solo Espíritu como una es la esperanza a la que hemos sido llamados” (Ef 4, 4). Por encima de nuestros conflictos, divergencias y enfrentamientos, los cristianos deberíamos exigirnos mutuamente una cosa: “esperar contra toda esperanza” en Jesucristo.
Esperanza cristiana y esperanza humana
El creyente no puede mantenerse ajeno e indiferente ante tantos hombres que no comparten su fe, pero que se esfuerzan por mejorar la sociedad, animados por otras esperanzas y objetivos más inmediatos.
Pero, el cristiano tampoco se identifica sin más con cualquier movimiento transformador. Por una parte, sabe relativizar esas esperanzas siempre limitadas y orientarlas hacia el futuro último que le espera al hombre.
Por otra parte, el cristiano rechaza la presunción que puede encerrarse en una lucha que pretende realizar de manera definitiva la historia en un momento determinado de la misma. Las metas que logramos los hombres son siempre provisionales, penúltimas. Nuestra meta última está en Dios, Padre de nuestro Señor Jesús.
Para continuar el estudio de nuestra fe en Cristo resucitado
1. Lectura
Estudiar el relato de los discípulos de Emaús (Lc 24, 13-35) tratando de ver cómo el descubrimiento del Resucitado se realiza escuchando su palabra y participando en su cena.
2. Preguntas para una reflexión
- ¿Qué dificultades encuentras para vivir en nuestros días, la esperanza cristiana?
- ¿Dónde descubres signos para mantener y enriquecer tu esperanza cristiana?
- ¿Cómo acrecentar de manera concreta nuestra fe en Cristo resucitado?
3. Bibliografía
- K. LEHMANN,Jesucristo resucitado, nuestra esperanza (Santander, 1982). Ed. Sal Terrae. Obra sencilla donde de forma meditativa, pero profunda, se nos presenta a Cristo resucitado como fundamento de nuestra esperanza.
- G. LOHFINK, A. VOGTLE, R. SCHNACKENBURG, W. PANNENBERG, Pascua y el hombre nuevo. Diversos artículos de interés sobre el significado de la Pascua y su importancia para el hombre actual.

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