viernes, 13 de abril de 2012

El Cristo resucitado

LECTIO DIVINA (15-04-2012)
Juan 20.19-31
Al llegar la noche de aquel mismo día, primero de la semana, los discípulos estaban reunidos y tenían las puertas cerradas por miedo a los judíos. Jesús entró y, poniéndose en medio de los discípulos, los saludó diciendo:
– ¡Paz a vosotros!
Dicho esto, les mostró las manos y el costado. Y ellos se alegraron de ver al Señor. Luego Jesús dijo de nuevo:
– ¡Paz a vosotros! Como el Padre me envió a mí, también yo os envío a vosotros.
Dicho esto, sopló sobre ellos y añadió:
– Recibid el Espíritu Santo. A quienes perdonéis los pecados, les quedarán perdonados; y a quienes no se los perdonéis, les quedarán sin perdonar.
Tomás, uno de los doce discípulos, al que llamaban el Gemelo, no estaba con ellos cuando llegó Jesús. Después le dijeron los otros discípulos:
– Hemos visto al Señor.
Tomás les contestó:
– Si no veo en sus manos las heridas de los clavos, y si no meto mi dedo en ellas y mi mano en su costado, no lo creeré.
Ocho días después se hallaban los discípulos reunidos de nuevo en una casa, y esta vez también estaba Tomás. Tenían las puertas cerradas, pero Jesús entró, y poniéndose en medio de ellos los saludó diciendo:
– ¡Paz a vosotros!
Luego dijo a Tomás:
– Mete aquí tu dedo y mira mis manos, y trae tu mano y métela en mi costado. ¡No seas incrédulo, sino cree!
Tomás exclamó entonces:
– ¡Mi Señor y mi Dios! Jesús le dijo:
– ¿Crees porque me has visto? ¡Dichosos los que creen sin haber visto!
Jesús hizo otras muchas señales milagrosas delante de sus discípulos, las cuales no están escritas en este libro. Pero estas se han escrito para que creáis que Jesús es el Mesías, el Hijo de Dios, y para que creyendo tengáis vida en él.
Otras lecturas: Hechos 4.32-35; Salmo 118.2-4, 15-18, 22-24; 1 Juan 5.1-6
LECTIO:
Juan nos ofrece una descripción del aspecto del Cristo resucitado ante sus discípulos. Muchos relatos semejantes circularon entre los cristianos que vivían en Jerusalén en los primeros días tras su muerte, en torno al año 30 d.C. Los autores de los Evangelios usaron más tarde estos mismos relatos en su enseñanza.
Juan nos traslada a la reunión que los discípulos tienen un domingo por la noche. De repente, Jesús aparece en medio de ellos. Los discípulos se llenan de alegría. Jesús los envía a difundir el Evangelio y les dice que van a recibir el Espíritu Santo.
Por desgracia, Tomás, uno de los ‘doce’, no estaba allí para poder compartir la misma experiencia. Cuando los otros le dicen que han visto vivo al Señor Jesús, no los cree. Por el contrario, declara con toda brusquedad que sólo creerá si puede ver las heridas de los clavos en las manos de Jesús y meter la mano en su costado.
La comunidad vuelve a reunirse al domingo siguiente. Esta vez, Tomás está con ellos. El Señor se aparece y los saluda. Sorprendentemente, Jesús invita a Tomás a que compruebe sus heridas metiendo los dedos en los agujeros de las manos y su propia mano en el costado.
¿Llegó a hacerlo Tomás? No lo sabemos. Parece que le bastó con ver a Jesús. Así que también él declara que es su Señor y su Dios.
Tomás pronunció una confesión de fe porque vio a Cristo resucitado. Jesús admite a quienes más tarde se acercarán y creerán en él a pesar de no verle físicamente.
MEDITATIO:
¿Cuál es la diferencia entre la comunidad eclesial recién fundada descrita arriba y aquella a la que perteneces tú?
¿Está presente en tu comunidad cristiana Jesús resucitado?
¿Qué significa para ti que Jesús esté vivo después de su muerte en la cruz? ¿Puedes 
unirte a Tomás y decir ‘Señor mío y Dios mío’?
Según la versión de Juan, las primeras palabras que dirige Jesús a los discípulos 
cuando se les aparece son ‘¡Paz a vosotros!’. Considera lo que esto significa.
Puede que éstas también sean las palabras que tú necesitas oírle decir.
ORATIO:
Utiliza el Salmo 118 y escoge algunos versos como acción de gracias a tu Padre del cielo por la resurrección de Jesús y por la esperanza eterna que nos ofrece. Da las gracias también por la presencia de Jesús en el seno de nuestras comunidades.
CONTEMPLATIO:

Los dos textos del Nuevo Testamento de este día conducen nuestra contemplación a una profundidad mayor. Hechos 4.32-35 explica cómo dan testimonio los apóstoles respecto a la resurrección de Jesucristo. En 1 Juan 5.1-6, Juan, ya anciano, reflexiona sobre las consecuencias que tiene aceptar la resurrección de Jesús. Tiene que conducirnos a amar a nuestro prójimo y estar dispuestos a compartirlo todo con los necesitados.
Lectio Divina de la Sociedad Bíblica España


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