LECTIO DIVINA (29-04-2012)
Juan 10, 11-18
Yo soy el buen pastor. El buen pastor da su vida por las ovejas; pero el que trabaja solamente por el salario, cuando ve venir al lobo deja las ovejas y huye, porque no es el pastor ni son suyas las ovejas. Entonces el lobo ataca a las ovejas y las dispersa en todas direcciones. Ese hombre huye porque lo único que le importa es el salario, no las ovejas.
“Yo soy el buen pastor. Como mi Padre me conoce y yo conozco a mi Padre, así conozco a mis ovejas y ellas me conocen a mí. Yo doy mi vida por las ovejas. También tengo otras ovejas que no son de este redil, y también a ellas debo traer. Ellas me obedecerán, y habrá un solo rebaño y un solo pastor.
“El Padre me ama porque yo doy mi vida para volverla a recibir. Nadie me quita la vida, sino que la doy por mi propia voluntad. Tengo el derecho de darla y de volverla a recibir. Esto es lo que me ordenó mi Padre.”
Otras lecturas: Hechos 4.8-12; Salmo 118.1, 8-9, 21-23, 26, 28-29; 1 Juan 3.1-2
LECTIO:
La cultura judía estaba familiarizada con la figura del pastor. Tanto a los dirigentes políticos como los religiosos se los llamaba con frecuencia ‘pastores’ (Véase Ezequiel 34) y la metáfora se le aplica incluso al Señor mismo en las palabras del entrañable Salmo 23.
Los textos del Antiguo Testamento solían poner de relieve la importancia que tiene ser quien conduce a las ovejas. En contraste con esto, Juan centra su atención en la profunda relación existente entre el pastor y sus ovejas. Por eso, Jesús transforma una metáfora bien conocida para resaltar que es algo más que un dirigente de sus discípulos. Sus ovejas reconocen su voz y le siguen. El pastor conoce a sus ovejas por su propio nombre y está al tanto de sus necesidades.
Una importante diferencia entre el Salmo 23 y Juan 10 es que en el Evangelio de Juan Jesús habla de sí mismo como pastor. En el Salmo 23 el rey poeta David aplica la metáfora proféticamente al Señor: ‘El Señor es mi pastor; nada me falta’.
Jesús y el salmista coinciden en la naturaleza del Señor como pastor. Jesús añade que dará su vida por las ovejas. Satisfará todas las necesidades espirituales de sus fieles. Todo lo que tienen que hacer es escuchar su voz y seguirle a donde les conduzca.
Jesús, el buen pastor, incluye a las ovejas que todavía no forman parte de su rebaño. También a ellas está dirigida la promesa que ahora pronuncia.
En el versículo 18 Jesús deja bien claro que da su vida por voluntad propia. Las autoridades romanas y judías pensaban que lo controlaban todo, pero era Jesús quien tenía el control absoluto: incluso desde la cruz.
MEDITATIO:
■ ¿De qué manera se diferencia Jesús de los ’malos pastores’? ¿Cómo infunde seguridad a sus ovejas el buen pastor? ¿En quién está pensando Jesús cuando habla de los lobos de los que defenderá a sus ovejas (Véase también Mateo 15.16)? ¿Hasta dónde llegará para defenderlas?
ORATIO:
El estrépito de los pensamientos dentro de nuestras cabezas puede sofocar la tranquila voz de Dios. Pídele a Jesús que por medio de la fuerza del Espíritu te ayude a reconocer su voz cuando te hable. Dale gracias por la oportunidad que nos ofrece de empaparnos de sus palabras en la Biblia para identificar la manera en que nos habla. Dale también gracias por ser la piedra angular de la Iglesia y de nuestras vidas como cristianos (Salmo 118.22)
CONTEMPLATIO:
Las otras lecturas de este día confirman el texto del Evangelio. En su discurso ante los dirigentes religiosos judíos, Pedro insiste en que la salvación solamente llega por medio de Jesús (Hechos 4.8-12).
En Juan 3.1-2 descubrimos que el amor de Dios por nosotros es tan grande que nos convirtió en hijos suyos. Avanzamos hacia el retorno de Jesús. Entonces le veremos como ‘buen pastor’ tal como él es.
Lectio Divina de la Sociedad Bíblica España
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