¿Cuándo vendrá la muerte? No sabemos.
¿El cómo y el lugar? Ni en conjetura.
¿El detener su curso? ¡Qué locura!
Sólo es cierto y de fe que fallecemos.
Pues, ¿cómo la amenaza no tememos
del Crïador de toda criatura?
Deseche la maldad nuestra cordura
y el vïaje del alma preparemos.
La muerte, aunque parece que se esconde,
cada momento nos está acechando;
dejémosla que siga y que nos ronde.
Ella va y viene, y nos está esperando,
y ya que nos oculta cómo y dónde,
estemos prontos para siempre y cuándo.
Diego de Torres Villarroel (1693-1770)
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