martes, 23 de agosto de 2011

Comienzan los relojes a maquinar sus prisas

Comienzan los relojes
a maquinar sus prisas;
y miramos el mundo.
Comienza un nuevo día.

Comienzan las preguntas,

la intensidad, la vida;
se cruzan los horarios.
Qué red, qué algarabía.

Más tú, Señor, ahora

eres calma infinita.
Todo el tiempo está en ti
como una gavilla.

Rezamos, te alabamos,

porque existes, avisas;
porque anoche en el aire
tus astros se movían.

Y ahora toda la luz

se posó en nuestra orilla.

 

No hay comentarios: