domingo, 14 de agosto de 2011

¿QUIÉN DECÍS QUE SOY YO?

(LECTIO DIVINA 21-08-2011)

Mateo 16, 13-20


Cuando Jesús llegó a la región de Cesarea de Filipo preguntó a sus discípulos:

¿Quién dice la gente que es el Hijo del hombre?

Ellos contestaron:

Unos dicen que Juan el Bautista; otros, que Elías, y otros, que Jeremías o algún profeta.

Y vosotros, ¿quién decís que soy? –les preguntó.

Simón Pedro le respondió:

Tú eres el Mesías, el Hijo del Dios viviente.

Entonces Jesús le dijo:

Dichoso tú, Simón, hijo de Jonás, porque ningún hombre te ha revelado esto, sino mi Padre que está en el cielo. Y yo te digo que tú eres Pedro, y sobre esta piedra voy a edificar mi iglesia; y el poder de la muerte no la vencerá. Te daré las llaves del reino de los cielos: lo que ates en este mundo, también quedará atado en el cielo; y lo que desates en este mundo, también quedará desatado en el cielo.

Luego Jesús ordenó a sus discípulos que no dijeran a nadie que él era el Mesías.

Otras Lecturas: Isaías 22:19-23; Salmo 138:1-3, 6, 8; Romanos 11:33-36

LECTIO:

En tiempos de Jesús muchos judíos creían que Dios les había prometido enviarles un Mesías o rey ungido que liberaría a Israel de la opresión y establecería el reino de Dios en la tierra. No estaba claro cómo se llevaría a la práctica todo aquello, pero no cabía duda de que un nuevo rey constituiría una amenaza para Herodes, para las autoridades romanas y, en definitiva, para el César.

Jesús escoge una ciudad remota, Cesarea de Felipe, en el extremo nordeste de Israel, para discutir con sus discípulos este tema “revolucionario”. Jesús les plantea la cuestión indirectamente: les pregunta quién dice la gente que es el “Hijo del Hombre”. La gente cree que Jesús es una especie de profeta, tal vez Juan Bautista, Elías o Jeremías, aunque no están seguros. Por eso, Jesús les pregunta a los discípulos qué piensan ellos.

Pedro responde diciendo que Jesús es “el Mesías, el Hijo de Dios viviente”. Jesús felicita a Pedro porque es el Padre quien le ha revelado aquel secreto. Al hacer aquella declaración, Pedro proclama su fidelidad al nuevo rey ungido de Dios. Sin embargo, es importante observar que el título “Hijo del Dios viviente” era una expresión del Antiguo Testamento que corroboraba al término Mesías. Al pronunciar su respuesta,  Pedro no entendía “Hijo de Dios” en el sentido divino, ni pensaba que Jesús fuera una persona de la Trinidad.

Jesús declara entonces que Pedro será la piedra en que se cimiente el pueblo de su reino nuevo, la iglesia. Esta nueva comunidad de personas dispuestas a proclamar su fidelidad al rey designado por Dios comienza allí mismo, con sus discípulos.

Jesús afirma que la muerte no podrá derrotar a los miembros de esta comunidad nueva. También confiere autoridad, las llaves del reino de los cielos, a los discípulos.

Por último, insiste en que, por el momento, mantengan en secreto aquella revelación de que él es el Mesías.

MEDITATIO:

¿Cómo se sentirían los discípulos después de aquella revelación? ¿Llegó a cambiar la manera en que escuchaban a Jesús? La misión se volvía ahora mucho más peligrosa:  Jesús se encaminaba directamente hacia un enfrentamiento con Herodes y los romanos.

Todos tenemos que responder a la pregunta de Jesús: “Y vosotros, ¿quién decís que soy yo?” ¿Cuál es tu respuesta?

Jesús eligió a Pedro como cimiento de su iglesia a pesar de sus defectos humanos. ¿Qué podemos aprender de esto?

¿Qué piensas de la iglesia y de la autoridad que Dios le ha concedido? ¿Estás dispuesto a aceptar su autoridad? ¿Lo haces de una manera conforme a Dios?

ORATIO:

Pídele a Dios que te conceda un conocimiento y un amor de Jesús cada vez más profundos. Pídele que te ayude a desempeñar tu misión en la comunidad de tu iglesia.

CONTEMPLATIO:

Reflexiona sobre estos versículos de Romanos 11:33-36:

¡Qué profundas son las riquezas de Dios, y su sabiduría y entendimiento!

Nadie puede explicar sus decisiones ni llegar a comprender sus caminos.

Pues,
“¿quién conoce la mente del Señor?
¿quién podrá aconsejarle?
¿quién le ha dado algo antes,
para luego exigirle que lo devuelva?”

Porque todas la cosas vienen de Dios, y existen por él y para él.

¡Gloria para siempre a Dios! Amén.

Lectio Divina de la Sociedad Bíblica España

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