domingo, 7 de agosto de 2011

Oremos


Corazón, corazón, la travesía
te hace a veces sangrar con su aspereza.
La oración te será tu fortaleza,
¡reza, reza a Jesús, reza a María!

Orar logra entender la profecía
que es la cruz toda báculo y firmeza
y escala de ideal. Por eso, reza
para encender tu noche con su Día.

Oculto hablar, coloquio silencioso,
vena de un hondo y divinal reposo
donde renuevan fuerzas tus anhelos.

Santa oración, que todo el triunfo encierra.
¡Eres sobre el dolor de tanta tierra
la alegre embajadora de los cielos!

Juan Alberto de los Carmenes



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