Este post lo publiqué hace unos meses en otro blog. Creo que su sitio es este, por lo que lo traslado a esta ubicación, más exacta de conformidad con mi intención al poner en marcha "Enfilando".
Allá por 1960 tuve la enorme suerte de tener como maestro (no como "profesor", pues éste es el que enseña la materia que ha estudiado, mientras que el "maestro" enseña la vida, sobre la vida), pues como digo, tuve la suerte de tener como maestro a un buen hombre que aquel año cumplía 50 años.
Éramos en clase un grupo de unos 30 críos de 10 años. Yo a él le veía como un anciano venerable (hoy yo tengo 61 años y me veo un chaval). Recuerdo que el día de su cumpleaños nos decía: "Hoy cumplo 50 años. Fijaros; ¡¡50 años!! ¡¡Medio siglo.....!!!" y sus alumnos decíamos para nuestros adentros ((("Hay que ver, ¡50 años!, es tan viejo como Matusalén")))...
Se llamaba Narciso Puig Megías y conservo de él un gratísimo recuerdo.
Daba una clase semanal y las cuatro primeras semanas las dedicó a dictarnos el precioso poema de Ruyard Kipling que en inglés lleva por título "If..." y que en castellano se ha titulado "Serás hombre". Dictaba una estrofa en cada clase (diez o quince minutos) y dedicaba el resto a explicarnos qué quería decir aquéllo.
El poema que, a buen seguro, muchos de los que leáis esto ya lo conocéis, está lleno de contenido, de un contenido profundo. Me ha acompañado durante estos más de cincuenta años en la misma versión que Don Narciso me la dictó y que es una de las mejores versiones que he visto. Ahí está su musicalidad para demostrarlo.
He tenido ocasión de verlo colgado en despachos de abogados, de médicos, de economistas. Algún conocido mío lo lleva en la cartera. Yo le regalé, hace ya años, una copia enmarcada a cada uno de mis hijos porque creo que quien se decide a vivir atendiendo los sabios consejos de Kipling contribuirá de un modo decidido a que nuestro mundo sea mejor.
Lo copio a continuación porque puede haber alguien que no conociéndolo pueda tomarlo y hacerlo suyo, como yo he intentado hacerlo mío.
Si guardas en tu puesto la cabeza tranquila
cuando todo a tu lado es cabeza perdida.
Si tienes en tí mismo una fe que te niegan
y no desprecias nunca las dudas que ellos tengan.
Si esperas en tu puesto sin fatiga en la espera;
Si, engañado, no engañas.
Si no buscas más odio que el odio que te tengan.
Si eres bueno y no finges ser mejor de lo que eres.
Si, al hablar, no exageras lo que sabes y quieres.
cuando todo a tu lado es cabeza perdida.
Si tienes en tí mismo una fe que te niegan
y no desprecias nunca las dudas que ellos tengan.
Si esperas en tu puesto sin fatiga en la espera;
Si, engañado, no engañas.
Si no buscas más odio que el odio que te tengan.
Si eres bueno y no finges ser mejor de lo que eres.
Si, al hablar, no exageras lo que sabes y quieres.
Si sueñas y los sueños no te hacen su esclavo.
Si piensas y rechazas lo que piensas en vano.
Si tropiezas al Triunfo, si llega tu Derrota
y a los dos impostores los tratas de igual forma.
Si logras que se sepa la verdad que has hablado
a pesar del sofisma del Orbe encanallado.
Si vuelves al comienzo de la obra perdida,
aunque esta obra sea la de toda tu vida.
Si piensas y rechazas lo que piensas en vano.
Si tropiezas al Triunfo, si llega tu Derrota
y a los dos impostores los tratas de igual forma.
Si logras que se sepa la verdad que has hablado
a pesar del sofisma del Orbe encanallado.
Si vuelves al comienzo de la obra perdida,
aunque esta obra sea la de toda tu vida.
Si arriesgas en un golpe y lleno de alegría
tus ganancias de siempre a la suerte de un día,
y pierdes, y te lanzas de nuevo a la pelea
si decir nada a nadie de lo que es y lo que era.
Si logras que tus nervios y el corazón te asistan
aún después de su fuga de tu cuerpo en fatiga
y se agarren contigo cuando no quede nada,
porque tú lo deseas, y lo quieres y mandas.
tus ganancias de siempre a la suerte de un día,
y pierdes, y te lanzas de nuevo a la pelea
si decir nada a nadie de lo que es y lo que era.
Si logras que tus nervios y el corazón te asistan
aún después de su fuga de tu cuerpo en fatiga
y se agarren contigo cuando no quede nada,
porque tú lo deseas, y lo quieres y mandas.
Si hablas con el pueblo y guardas su virtud.
Si marchas junto a reyes con tu paso y tu luz.
Si nadie que te hiera llega a hacerte la herida.
Si todos te reclaman y ninguno te precisa.
Si llenas el minuto inolvidable y cierto
de sesenta segundos que te lleven al cielo...
Todo lo de esta tierra será de tu dominio,
y mucho más aún: serás Hombre, hijo mío.
Si marchas junto a reyes con tu paso y tu luz.
Si nadie que te hiera llega a hacerte la herida.
Si todos te reclaman y ninguno te precisa.
Si llenas el minuto inolvidable y cierto
de sesenta segundos que te lleven al cielo...
Todo lo de esta tierra será de tu dominio,
y mucho más aún: serás Hombre, hijo mío.
Ruyard Kipling
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