domingo, 7 de agosto de 2011

Contemplación del poder del amor divino


Todo lo vende amor, todo lo espera,
igual es con la muerte en poderío,
divino ardor que no lo anega el río
de la tribulación y angustia fiera.

Sólo el amor no acaba su carrera
con las cenizas del cadáver frío;
en gloria sigue el abrasado estío,
que en cuerpo fue suave primavera.

De amor se paga Dios, y quien le ama
consume en este fuego sus pecados,
puro se entrega como el oro puro.

Que aquella sacra y penetrante llama,
sobre los nudos dulcemente dados,
de esperanza y de fe levanta un muro.

Luis de Ribera (1552-1612)



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