(Reflexión a Mt. 28, 16-20)
En el núcleo de la fe cristiana en un Dios
trinitario hay una afirmación esencial. Dios no es un ser tenebroso e
impenetrable, encerrado egoístamente en sí mismo. Dios es Amor y solo Amor. Los
cristianos creemos que en el misterio último de la realidad, dando sentido y
consistencia a todo, no hay sino Amor.
Jesús no ha escrito ningún tratado acerca de
Dios. En ningún momento lo encontramos exponiendo a los campesinos de Galilea
doctrina sobre él. Para Jesús, Dios no es un concepto, una bella teoría, una
definición sublime. Dios es el mejor Amigo del ser humano.
Los investigadores no dudan de un dato que
recogen los evangelios. La gente que escuchaba a Jesús hablar de Dios y le veía
actuar en su nombre, experimentaba a Dios como una Buena Noticia. Lo que Jesús
dice de Dios les resulta algo nuevo y bueno. La experiencia que comunica y
contagia les parece la mejor noticia que pueden escuchar de Dios. ¿Por qué?
Tal vez lo primero que captan es que Dios es
de todos, no solo de los que se sienten dignos para presentarse ante él en el
templo. Dios no está atado a un lugar sagrado. No pertenece a una religión. No
es propiedad de los piadosos que peregrinan a Jerusalén. Según Jesús,
"hace salir su sol sobre buenos y malos". Dios no excluye ni discrimina
a nadie. Jesús invita a todos a confiar en él: "Cuando oréis decid: ¡Padre!".
Con Jesús van descubriendo que Dios no es
solo de los que se acercan a él cargados de méritos. Antes que a ellos, escucha
a quienes le piden compasión porque se sienten pecadores sin remedio. Según
Jesús, Dios anda siempre buscando a los que viven perdidos. Por eso se siente
tan amigo de pecadores. Por eso les dice que él "ha venido a buscar y salvar lo que estaba perdido".
También se dan cuenta de que Dios no es solo
de los sabios y entendidos. Jesús le da gracias al Padre porque le gusta
revelar a los pequeños cosas que les quedan ocultas a los ilustrados. Dios
tiene menos problemas para entenderse con el pueblo sencillo que con los doctos
que creen saberlo todo.
Pero fue, sin duda, la vida de Jesús,
dedicado en nombre de Dios a aliviar el sufrimiento de los enfermos, liberar
a poseídos por espíritus malignos,
rescatar a leprosos de la marginación, ofrecer el perdón a pecadores y prostitutas...,
lo que les convenció que Jesús experimentaba a Dios como el mejor Amigo del ser
humano, que solo busca nuestro bien y solo se opone a lo que nos hace daño. Los
seguidores de Jesús nunca pusieron en duda que el Dios encarnado y revelado en
Jesús es Amor y solo Amor hacia todos.
José Antonio Pagola
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