lunes, 17 de octubre de 2011

EL AMOR

LECTIO DIVINA (23-10-2011)

Mateo 22, 34-40

Los fariseos se reunieron al saber que Jesús había hecho callar a los saduceos. Uno de aquellos, maestro de la ley, para tenderle una trampa le preguntó:

–Maestro, ¿cuál es el mandamiento más importante de la ley?

Jesús le dijo:

–”Ama al Señor tu Dios con todo tu corazón, con toda tu alma y con toda tu mente.” Este es el más importante y el primero de los mandamientos. Y el segundo es parecido a este: “Ama a tu prójimo como a ti mismo.” De estos dos mandamientos pende toda la ley de Moisés y las enseñanzas de los profetas.

Otras Lecturas: Éxodo 22, 20-26; Salmo 18, 1-3, 46, 50; 1 Tesalonicenses 1, 5-10
LECTIO
En el evangelio de Mateo, esta es la tercera discusión de Jesús con los dirigentes religiosos. La semana pasada veíamos como los fariseos intentaban inútilmente acorralar por todos lados a Jesús con su pregunta respecto al pago de impuestos a los romanos. Inmediatamente antes de esta lectura, los saduceos recibían su correspondiente lección sobre el tema de la resurrección de la carne. En el pasaje de este domingo los fariseos hacen otro intento por desacreditar públicamente la enseñanza de Jesús.

Muchos doctores de la ley judía discutían sobre cuál era el mayor de los 613 mandamientos de la Ley de Moisés. Está claro que esperan que Jesús caiga en la trampa con aquella pegunta. Tal vez esperan que deseche por completo la Ley de Moisés o que les dé una respuesta que le haga quedar en ridículo. Parece como si todavía no le conocieran.

La mayoría de los fariseos habría aceptado la respuesta inicial de Jesús, ya que cita Deuteronomio 6, 5: “Ama al Señor tu Dios con todo tu corazón, con toda tu alma y con toda tu mente.” Este era el fundamento de la fe judía, la Shemá Israel, la oración cotidiana que recordaba la fidelidad al Dios vivo y verdadero.

Jesús entonces relaciona este mandamiento con Levítico 19, 18, “Ama a tu prójimo como a ti mismo”. Por tanto, el amor está en el centro del mayor mandamiento de todos. En primer lugar, el amor a Dios, que se derrama en nuestras relaciones con quienes nos rodean. Los dos han de ir de unidos. Como lo expresa con toda claridad Juan en su primera carta (1 Juan 4, 20), “El que dice “Yo amo a Dios”, pero al mismo tiempo odia a su hermano, es un mentiroso. Pues quien no ama a su hermano, al que ve, tampoco puede amar a Dios, al que no ve.”

No debemos olvidar el contexto de esta lectura. Jesús está viviendo los pocos días que le quedan en la tierra antes de su muerte. Mateo quiere que veamos que, sometiéndose a la crucifixión, Jesús esta cumpliendo los dos mandamientos: amar a Dios por medio de la obediencia, y amar a sus hermanos separándose de su Padre para restaurar nuestra comunidad con Dios.

Por último, si volvemos la mirada hacia el Sermón de la Montaña, el nuevo estilo de vida del reino de Jesús constituye una invitación y una promesa de una manera nueva de vivir con la ayuda del Espíritu Santo, más que una lucha por obedecer los mandamientos por nuestras propias fuerzas. Quienes comprenden y abrazan el estilo de vida del reino de Jesús serán sin duda bienaventurados.
MEDITATIO
Piensa en el ejemplo que nos da Jesús cumpliendo estos dos mandamientos por la manera en que vivió su vida en la tierra.
Marcos describe un encuentro semejante en Marcos 12, 28-34. En aquel caso, la pregunta se plantea sin dobleces, y es el doctor de la ley quien llega a la conclusión de que obedecer estos dos mandamientos es más importante que ofrecer sacrificios de animales, rasgo fundamental del culto de aquella época. ¿Podemos caer nosotros en la trampa de prestar más atención a la observancia de nuestras prácticas religiosas y olvidarnos de lo que Dios más quiere de nosotros?
Lee Éxodo 22, 20-26. Estos versículos nos ofrecen algunos ejemplos prácticos de amor a nuestro prójimo. Piensa en las oportunidades que tienes de mostrar el amor de Dios a quienes te rodean.
ORATIO
Preséntate humildemente ante Dios y pídele al Espíritu Santo que te ayude a amar a Dios con todo tu corazón, con toda tu alma y con toda tu mente. Pídele que te revele a Dios de manera más profunda y te recuerde todas las cosas que puedas haber olvidado.  Deja que Dios te comunique su amor.

Cuando te sientas preparado, pídele a Dios que te hable sobre el amor a tu prójimo.
CONTEMPLATIO
Traer a nuestra memoria el carácter de Dios es una buena manera de renovar nuestro amor hacia él. Dedica algo de tiempo para leer entero el Salmo 18 a lo largo de la semana próxima.

Lectio Divina de la Sociedad Bíblica España


No hay comentarios: