Juan 3, 16-18
“Tanto amó Dios al mundo, que dio a su Hijo único, para que todo aquel que cree en él no muera, sino que tenga vida eterna. Porque Dios no envió a su Hijo al mundo para condenar al mundo, sino para salvarlo.
“El que cree en el Hijo de Dios no está condenado; pero el que no cree, ya ha sido condenado por no creer en el Hijo único de Dios.
Otras Lecturas: Éxodo 34:4-6, 8-9; Daniel 3:52-56; 2 Corintios 13:11-13
LECTIO:
Estos pocos versículos se encuentran entre los pasajes mejor conocidos de la Biblia. Para algunos, estas palabras les abrieron las puertas de acceso a la vida como creyentes cristianos.
Si los estudiamos con detenimiento, no nos queda realmente del todo claro quién es el habla aquí, y el texto griego puede interpretarse de maneras bien distintas. Podría ser Jesús mismo, que prosigue su diálogo con Nicodemo (versículos 1-13) o podría ser el evangelista, que añade sus propios comentarios.
Los dos versículos anteriores a este texto nos ayudan a profundizar en nuestra valoración del mismo. Se refieren al hecho de levantar al Hijo del Hombre para que todo el que cree en él tenga vida eterna. (‘Levantar’ tiene dos sentidos: puede referirse a la crucifixión de Jesús… o a su ascensión al cielo.) Hay una alusión directa al relato de Números 21:6-9, cuando los israelitas pecaron y fueron castigados por medio de serpientes venenosas. Moisés intercede por ellos y Dios le da instrucciones para que fabrique una serpiente de bronce y la coloque en un asta de bandera. Quienes elevaban la mirada a la serpiente quedaban curados y salvaban la vida. El símbolo de la serpiente en lo alto de un asta sigue siendo incluso hoy día un símbolo de la sanidad y en algunos países lo utilizan algunas organizaciones sanitarias. El paralelo es claro: todos los seres humanos están aquejados de una enfermedad mortal, pero existe una cura: creer en Jesús y en su victoria sobre el pecado desde lo alto de la cruz.
Estos versículos nos proporcionan una maravillosa imagen de Dios Padre e Hijo. Dios no permanece indiferente ante la miseria humana como algunos creen. Nos ama y ha demostrado su amor por medio del nacimiento de su Hijo en la tierra y su muerte en la cruz. Esto mismo lo repite 2 Pedro 3:9, ‘…no quiere que nadie muera, sino que todos se vuelvan a Dios.’
La intención fundamental de Jesús es traer la salvación más que el juicio; sin embargo, nos juzgarán por la respuesta que le demos. Creer en Jesús y seguirle hace que vivamos en la luz. Pero quienes deciden quedarse en la oscuridad tendrán que sufrir las consecuencias.
MEDITATIO:
■ ¿De qué manera te hablan estos versículos?
■ Dedica algún tiempo a reflexionar en torno al amor que Dios te tiene a todo el mundo y a ti personalmente. ¿Cómo respondes a su amor?
■ ¿Cómo le explicarías estos versículos a alguien que estuviera interesado en hacerse cristiano?
ORATIO:
‘El Señor bajó en una nube y estuvo allí con Moisés y pronunció su propio nombre. Pasó delante de Moisés, diciendo en voz alta: “¡El Señor! ¡El Señor! ¡Dios tierno y compasivo, paciente y grande en amor y verdad! Por mil generaciones se mantiene fiel en su amor, y perdona la maldad, la rebeldía y el pecado; pero no deja sin castigo al culpable…’ Éxodo 34:6-7
Responde a Dios con adoración y acción de gracias. Pídele al Espíritu Santo que te manifieste cualquier pecado que debas confesar. Intercede por aquellos que necesiten recibir el amor y el perdón de Dios.
CONTEMPLATIO:
Reflexiona sobre los siguientes versículos de 1 Juan 4:10-14. ¿Qué piensas de ellos?
‘El amor consiste en esto: no en que nosotros hayamos amado a Dios, sino en que él nos amó a nosotros y envió a su Hijo, para que, ofreciéndose en sacrificio, nuestros pecados quedaran perdonados.
Queridos hermanos, si Dios nos ha amado así, también nosotros debemos amarnos unos a otros. A Dios nunca lo ha visto nadie; pero si nos amamos unos a otros, Dios vive en nosotros y su amor se hace realidad en nosotros. La prueba de que nosotros vivimos en Dios y que él vive en nosotros es que nos ha dado su Espíritu. Y nosotros mismos hemos visto y declaramos que el Padre envió a su Hijo para salvar al mundo.’
Lectio Divina de Sociedad Bíblica España
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