miércoles, 1 de junio de 2011

La visita


Déjame entrar Señor que tengo prisa...;
que he de volver a un mundo apresurado,
inmerso en la ambición y en el pecado,
huérfano de la luz y de la risa.
Déjame entrar que mi dolor precisa
hacer un alto en el camino andado;
porque tengo, Señor, de tan cansado,
el gesto vago y la virtud remisa.
Déjame entrar, Señor, sólo persigo
pararme un rato, recobrar la calma,
pensar un poco y dialogar Contigo.
Soy el mismo de ayer, tu viejo amigo;
déjame entrar a confortarme el alma
luego, Señor cuando queráis... prosigo.

A. Trujillo Téllez

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