lunes, 12 de septiembre de 2011

¿SOY DEMASIADO GENEROSO?

LECTIO DIVINA (18-09-2011)
 
Mateo 20, 1-16

 “El reino de los cielos se puede comparar al dueño de una finca que salió muy de mañana a contratar trabajadores para su viña. Acordó con ellos pagarles el salario de un día y los mandó a trabajar a su viña. Volvió a salir sobre las nueve de la mañana y vio a otros que estaban en la plaza, desocupados. Les dijo: “Id también vosotros a trabajar a mi viña. Os daré lo que sea justo.” Y ellos fueron. El dueño salió de nuevo hacia el mediodía, y otra vez a las tres de la tarde, e hizo lo mismo. Alrededor de las cinco de la tarde volvió a la plaza y encontró a otros desocupados. Les preguntó:  “¿Por qué estáis aquí todo el día, sin trabajar?” Le contestaron: “Porque nadie nos ha contratado.” Entonces les dijo: “Id también vosotros a trabajar a mi viña.”

“Cuando llegó la noche, el dueño dijo al encargado del trabajo: “Llama a los trabajadores, y págales empezando por los últimos y terminando por los primeros.” Se presentaron, pues, los que habían entrado a trabajar alrededor de las cinco de la tarde, y cada uno recibió el salario completo de un día. Cuando les tocó el turno a los que habían entrado primero, pensaron que recibirían más; pero cada uno de ellos recibió también el salario de un día. Al cobrarlo, comenzaron a murmurar contra el dueño. Decían: “A estos, que llegaron al final y trabajaron solamente una hora, les has pagado igual que a nosotros, que hemos soportado el trabajo y el calor de todo el día.” Pero el dueño contestó a uno de ellos: “Amigo, no te estoy tratando injustamente. ¿Acaso no acordaste conmigo recibir el salario de un día? Pues toma tu paga y vete. Si a mí me parece bien dar a este que entró a trabajar al final lo mismo que te doy a ti, es porque tengo el derecho de hacer lo que quiera con mi dinero. ¿O quizá te da envidia el que yo sea bondadoso?”

 “De modo que los que ahora son los últimos, serán los primeros; y los que ahora son los primeros, serán los últimos.”

Otras Lecturas,  Isaías 55, 6-9; Salmo 145, 2-3, 8-9, 17-18; Filipenses 1, 20-24
LECTIO
Jesús nos ofrece esta parábola para enseñarnos algo sobre Dios y su nuevo reino. No se trata de ningún comentario sobre justicia social.

Como en otras parábolas, también aquí Dios es el dueño; y la viña, su reino. A diferentes horas del día contrata obreros para que vayan a trabajar a su viña. Puede que los últimos a los que contrató fueran aquellos que no quería nadie. Sorprendentemente,  a la hora de pagar los salarios, todos reciben lo mismo. Quienes se esforzaron durante doce horas cobraron exactamente lo mismo que quienes solamente habían comenzado una hora antes de acabar la jornada.

El “salario” o recompensa es en realidad una promesa de alianza: la vida eterna en presencia de Dios. No es propiamente una recompensa por el servicio prestado al reino, sino un regalo de Dios. Dios no distribuye su amor y su gracia de tal manera que unos obtengan más y otros menos. Dios concede su gracia a quien él escoge.

La verdad es que cada uno, incluidos los que habían tenido el privilegio de servir a Dios durante todo el día, obtiene mucho más de lo que merece.
MEDITATIO
¿Tiene algo que enseñarnos esta parábola sobre nuestra actitud hacia el servicio de Dios, el orgullo y nuestra actitud hacia nuestros hermanos cristianos? ¿Envidiamos a los demás?
El amo contrató a obreros que no quería nadie. ¿Qué podemos aprender de ello?
¿Qué nos enseña esta parábola sobre el carácter de Dios?
ORATIO
El propietario salió a buscar nuevos obreros varias veces a lo largo de aquel día,  y eso pone de relieve su urgencia por ver que la cosecha concluye a su tiempo. Jesús urgía a sus discípulos para que pidieran a Dios más obreros para que trabajasen en la mies. Ora también tú para que tengamos suficientes obreros para realizar la misión. Pregunta qué papel puedes desempeñar a la hora de compartir el evangelio y formar a otros discípulos.
CONTEMPLATIO
Reflexiona sobre estos versos de Isaías 55, 8-9:

“Porque mis ideas no son como las vuestras,
ni es como la vuestra mi manera de actuar.
Como el cielo está por encima de la tierra,
así también mis ideas y mi manera de actuar
están por encima de las vuestras.”

Lectio Divina de la Sociedad Bíblica España


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