Por José Arregui
A
estas alturas de la historia, y con la que está cayendo, me avergüenza escribir
sobre si Jesús fue célibe o estuvo casado (o si tuvo compañera o compañero).
Pero todo lo que tiene que ver con la sexualidad sigue trayendo a mal traer a
muchos católicos, y puede que no esté de más un comentario; puede incluso que
sea oportuno.
Un
trocito de papiro donde Jesús dice "mi esposa" ha provocado revuelo,
aunque nunca tuvieron tal intención el inocente papiro, si es auténtico, ni la
afortunada mujer de Jesús, si la tuvo.
Supongo
que los lectores estarán al tanto de la noticia, pero resumo los datos. Todo
empezó el 18 de septiembre, cuando la profesora Karen King, de la Universidad
de Harvard (EEUU), en el curso de un Congreso en Roma, se refirió a un pequeño
fragmento de papiro, de 4x8 centímetros, que un coleccionista privado le había
confiado hacía dos años para que lo analizara.
Está
escrito por las dos caras, pero solamente se pueden leer las ocho líneas de una
cara. Y está en copto, el antiguo egipcio con caracteres griegos, utilizado aún
en la liturgia de los cristianos coptos, egipcios o no. A la espera de pruebas
definitivas, la profesora King cree que el papiro data del siglo IV y recoge la
traducción copta del original griego escrito en la segunda mitad del siglo II.
Pues
bien, en la cuarta línea se lee: "Y Jesús les dijo: Mi esposa (...)".
Eso es todo. ¿Y qué hay ahí de novedoso o de escandaloso? De novedoso no mucho
y de escandaloso nada, pero lo segundo depende de los prejuicios de quien lo
lea.
Si el
papiro es realmente del siglo IV, sería el único texto conocido en que se hace
mención de una "esposa" de Jesús, si bien el Evangelio de Felipe (del
s. III) llama a María de Magdala "compañera" (que puede significar
"esposa") de Jesús y afirma que éste "la amaba más que a los
demás". El "Evangelio de María" (s. II) dice también que Jesús
amaba a María de Magdala más que a las demás mujeres.
Seamos
cautos. Hace unos meses, algunos investigadores del Laboratorio Europeo de
Física de Partículas de Ginebra anunciaron haber descubierto unas partículas
atómicas (neutrinos) más veloces que la luz, lo que echaría por tierra toda la
física de Einstein. Luego se descubrió que había sido un error de medición.
Pero no pasa nada. Así avanza la ciencia.
Del
precioso papiro, de momento no sabemos ni siquiera si es auténtico, aunque los
primeros análisis apuntan que sí. Tampoco el término "esposa" del
texto hay que entenderlo necesariamente de manera literal: los escritos gnósticos
de la época utilizaban a menudo el lenguaje 'esponsal' como metáfora de una
relación espiritual profunda. Puede ser. Pero precisamente por eso, porque
todavía no sabemos, no debiera haberse apresurado tanto el diario vaticano
"L'Osservatore romano" a declarar, en su editorial del 27 de
Septiembre, que el papiro es "en todo caso, falso". Serán los nervios
o incluso la angustia.
Pero
¿por qué los nervios y la angustia en una cuestión tan interesante para la
historia y tan irrelevante para la fe cristiana? Yo también pienso que lo más
probable es que Jesús fuera célibe, al menos en los dos años que duró
aproximadamente su actividad profética, antes de ser crucificado (de su vida
anterior no sabemos nada). Es muy inverosímil que los escritos cristianos más antiguos
que conocemos no nos dieran ninguna noticia de la mujer de Jesús, si la hubiera
tenido.
Pero
aunque Jesús hubiese sido célibe, ¿cómo puede alguien pensar todavía que eso
sería un plus para su ser de profeta y de buen samaritano? ¿Cómo se puede creer
todavía que es más santo el celibato que el matrimonio? ¿Cómo puede haber
todavía gente que se pone nerviosa ante un trocito de papiro y dos palabras tan
humanas y bellas en boca de Jesús: "Mi mujer"?
Para
orar. ESPIRITUALIDAD ENCARNADA
Tú,
que no quieres en modo alguno
ser
amado contra lo creado,
sino
glorificado a través de la creación,
danos,
hoy y cada día:
La
atención a lo real
en su
riqueza y en su complejidad.
El
coraje humilde para decidir y actuar
sin
tener garantizado el acierto y, menos aún, el éxito.
La
paciencia para lo que solo germina a largo plazo,
para
lo que no está en nuestras manos acelerar.
Un
vivir reconciliado con nuestro cuerpo
imprevisible,
vulnerable, amable.
El
trabajo con su gozo y su fatiga,
y el
sufrimiento por quienes no pueden trabajar.
Una
apertura sin defensas
a la
presencia de los otros
que
nos visitan muy dentro
si
dejamos que entren con su irreductible diversidad.
Solo
así entenderemos tu encarnación.
Solo
así podremos vivir encarnados.
Florentino Ulibarri
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